La iglesia de Santa María, declarada monumento nacional en 1981, es uno de los principales atractivos de Briones, pero toda la localidad merece una visita reposada para disfrutar de sus palacios y casas señoriales, sus vistas del valle del Ebro y sus restos de torres y murallas.
El templo es una construcción de piedra de sillería del siglo XVI, de estilos isabelino (o Reyes Católicos) y renacentista, con una torre barroca construida en 1756 que sustituyó a la original. En el exterior destaca la portada, con abundante decoración. En el interior, cubierto con bóvedas de crucería, hay numerosos elementos de interés.
La amplia sacristía cuenta con pinturas al fresco, lienzos y cajoneras de los siglos XVI y XVIII. El retablo mayor, de grandes dimensiones, fue concluido en 1650, tras años de trabajo a cargo de varios artistas entre los que figuró el escultor Juan de Bascardo. Incluye una docena de imágenes y seis relieves. El órgano es una notable obra barroca, de 1767, realizada por el maestro italiano Andrés de Gasparini. También destaca la escalinata de acceso al coro.
Entre las numerosas capillas, sobresalen las de los Hircio, del siglo XVI, con un retablo de estilo romanista de Pedro de Arbulo; la de la Visitación, con pinturas de Navarrete el Mudo y de Juan de Borgoña; la de los Perea, barroca, y la de Juan de Castrejana.
Briones cuenta con otro templo en su casco histórico, la ermita del Santo Cristo de los Remedios, de piedra de sillería, del siglo XVIII.
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